Hay empresas y negocios que necesitan disponer de existencias; la experiencia nos dice que entre ellos está incluido un servicio de postventa de automoción. ¿Qué motivos hay para almacenar esas cantidades -mayores o menores- de recursos?
Una primera razón es la de hacer frente a la demanda de productos terminados. Si se conociese la demanda exacta y la producción pudiese cubrirla no sería necesario esa existencia de producto terminado. En la realidad existe un nivel de aleatoriedad en la demanda; las empresas mantienen una existencia de producto terminado para intentar absorber las variaciones de la demanda.
Otra razón que justifica almacenar existencias es la de garantizar la no interrupción del proceso productivo, bien por falta de suministros externos, bien por falta de suministros internos. La naturaleza del propio proceso productivo puede imponer la necesidad de existencias de productos semielaborados.
Otra causa que provoca existencias es la elección de la estrategia productiva: caza o nivelación. Si se nivela la producción y la demanda es variable se producirán existencias en ciertos periodos, que serán necesarias en otros. Puede haber momentos en que, por obtener ventajas económicas, se justifican las existencias. Por ejemplo, rebajas sustanciales en los precios al adquirir lotes mayores: compras de oportunidad.
En el caso específico de la automoción, es claro que no se sabe qué se va a vender a través de mostrador ni qué necesidades va a tener nuestro taller para poder atender a sus clientes. Es necesario disponer de, al menos, una pequeña cantidad de aquellas referencias de alta rotación (las que se consumen habitualmente).
Características de la demanda. Puede ocurrir -no es lo habitual- que la demanda de un producto -sea o no aleatoria- se produzca una sola vez. Así los componentes y materiales necesarios para su elaboración serán almacenados una sola vez. En este caso se realiza una planificación de almacenes que se denomina de ciclo único o monoperiódica. Lo más normal es que la demanda se mantenga a lo largo del tiempo, sea con carácter continuo o discontinuo, de forma regular o irregular. En estos casos la planificación de ciclo único no es la apropiada, y se emplean métodos de planificación multiperiódica.
El consumo de elementos del almacén -componentes, semielaborados, materias primas, etc.- puede proceder de dos tipos de demanda: demanda independiente, que es aleatoria (función del mercado) y no está relacionada directamente con la de otros artículos (este es el caso de las piezas que se venden como repuestos, el caso de un almacén de un taller de reparación de automoción), o demanda dependiente, que viene condicionada por las necesidades de otros.
En el caso de demanda dependiente, la necesidad de componentes se puede calcular de manera exacta, no así en el caso de demanda independiente.
Para responder a las tradicionales preguntas de cuánto y cuándo comprar se utilizan técnicas clásicas en el caso de demanda independiente. Para demanda dependiente se habrá de conseguir una coordinación entre la planificación de almacenes y la de la producción. Se habrá de recurrir a MRPs o técnicas JIT.
Una primera razón es la de hacer frente a la demanda de productos terminados. Si se conociese la demanda exacta y la producción pudiese cubrirla no sería necesario esa existencia de producto terminado. En la realidad existe un nivel de aleatoriedad en la demanda; las empresas mantienen una existencia de producto terminado para intentar absorber las variaciones de la demanda.
Otra razón que justifica almacenar existencias es la de garantizar la no interrupción del proceso productivo, bien por falta de suministros externos, bien por falta de suministros internos. La naturaleza del propio proceso productivo puede imponer la necesidad de existencias de productos semielaborados.
Otra causa que provoca existencias es la elección de la estrategia productiva: caza o nivelación. Si se nivela la producción y la demanda es variable se producirán existencias en ciertos periodos, que serán necesarias en otros. Puede haber momentos en que, por obtener ventajas económicas, se justifican las existencias. Por ejemplo, rebajas sustanciales en los precios al adquirir lotes mayores: compras de oportunidad.
En el caso específico de la automoción, es claro que no se sabe qué se va a vender a través de mostrador ni qué necesidades va a tener nuestro taller para poder atender a sus clientes. Es necesario disponer de, al menos, una pequeña cantidad de aquellas referencias de alta rotación (las que se consumen habitualmente).
Características de la demanda. Puede ocurrir -no es lo habitual- que la demanda de un producto -sea o no aleatoria- se produzca una sola vez. Así los componentes y materiales necesarios para su elaboración serán almacenados una sola vez. En este caso se realiza una planificación de almacenes que se denomina de ciclo único o monoperiódica. Lo más normal es que la demanda se mantenga a lo largo del tiempo, sea con carácter continuo o discontinuo, de forma regular o irregular. En estos casos la planificación de ciclo único no es la apropiada, y se emplean métodos de planificación multiperiódica.
El consumo de elementos del almacén -componentes, semielaborados, materias primas, etc.- puede proceder de dos tipos de demanda: demanda independiente, que es aleatoria (función del mercado) y no está relacionada directamente con la de otros artículos (este es el caso de las piezas que se venden como repuestos, el caso de un almacén de un taller de reparación de automoción), o demanda dependiente, que viene condicionada por las necesidades de otros.
En el caso de demanda dependiente, la necesidad de componentes se puede calcular de manera exacta, no así en el caso de demanda independiente.
Para responder a las tradicionales preguntas de cuánto y cuándo comprar se utilizan técnicas clásicas en el caso de demanda independiente. Para demanda dependiente se habrá de conseguir una coordinación entre la planificación de almacenes y la de la producción. Se habrá de recurrir a MRPs o técnicas JIT.